ROTACIÓN DE CULTIVOS
La rotación de cultivos consiste en
alternar hortalizas de diferentes familias y con necesidades nutritivas
diferentes en un mismo lugar durante distintas temporadas, evitando que el
suelo se agote y que las enfermedades que afectan a un tipo de plantas se
perpetúen en un tiempo determinado.
De esta forma se aprovecha mejor la fertilización al
utilizar hortalizas con necesidades nutritivas distintas y con sistemas radiculares
diferentes, se controlan mejor las malezas y
disminuyen los problemas con las plagas y las enfermedades
ya que al no encontrar un huésped tienen más dificultad para sobrevivir.
También se debe introducir regularmente en la rotación
una leguminosa como el poroto, haba o arveja, y alternar plantas que requieren
una fuerte cantidad de materia orgánica, con otras menos exigentes.
En esta práctica se debe evitar que se sucedan hortalizas
de tipo vegetativo diferente pero que pertenezcan a la misma familia botánica,
por ejemplo: poroto y haba = Leguminosas; apio y
zanahoria = umbelíferas,
tomate, ají y berenjena = Solanáceas.
Objetivos de
las rotaciones de hortalizas:
·
Incrementar
los rendimientos de las hortalizas en relación con el monocultivo.
·
Mantener
y mejorar los contenidos de materia orgánica del suelo.
·
Mejorar
la fertilidad del suelo y mantener un balance de los nutrientes disponible para
las plantas.
·
Reducir
la erosión causada por el agua y por el viento.
·
Mejorar
el drenaje, la aireación del suelo, y la estructura del suelo.
·
Reducir
la incidencia de malezas, insectos y enfermedades en las hortalizas.
Monocultivo:
El monocultivo se
refiere al cultivo de un solo tipo de hortaliza año tras año, sin rotación
de cultivos ni períodos de descanso del suelo.
Desventajas del monocultivo:
Al no diversificarse lo cultivado, puede haber una rápida dispersión de enfermedades. Como contrapartida, también el control de enfermedades es más fácil de realizar.
La falta de diversidad de los cultivos hace que los insectos encuentran alimento constante, pocos depredadores y se reproducen intensamente, con lo cual se convierten en plagas.
Se hace necesaria la utilización de gran cantidad de pesticidas para reducir sus poblaciones. Pero acarrean efectos inesperados como el resurgimiento de otras plagas, lo que produce un aumento en la necesidad de productos químicos, que también genera una resistencia en la plaga y otros insectos, cambios en la flora de malezas, toxicidad para los organismos vivientes y contaminación al medioambiente.
El suelo sufre un desgaste de los nutrientes y finalmente comienza a erosionarse. Esto se debe a que en muchas hortalizas se retira la planta completa, y así se interrumpe el proceso natural de reciclaje del suelo. El suelo se empobrece y pierde productividad por lo cual es necesario la adición de grandes cantidades de fertilizantes.
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