25 marzo 2012

Tracción animal en la agricultura

La tracción animal, la tracción mecanizada y las labores manuales generan tecnologías productivas que tienen diferente grado de perjuicio al medio, especialmente a un recurso tan vital como el suelo. Estas tecnologías no son excluyentes entre sí, sino que deben considerarse siempre como complementarias, pues la cuestión no radica en reemplazar al tractor, sino que la selección de una u otra variante depende de muchos factores, entre los cuales predominan los costos, las políticas de ahorro de combustible o de uso de tecnologías conservacionistas del suelo.

En nuestros suelos se ha producido una fuerte erosión debido a técnicas inadecuadas de roturación y cultivo, especialmente el excesivo número de operaciones de laboreo del suelo, la eliminación por períodos prolongados de la cubierta protectora de malezas y cultivos, el arrastre de la capa vegetal, etc.  En la producción de hortalizas, a veces se realizan sucesivas labores de roturación, rastraje, etc., para mantener el suelo mullido en espera de condiciones favorables para la siembra, o por atrasos provocados por otras causas, lo cual favorece tanto la erosión eólica como el arrastre de la capa vegetal por los riegos deficientes, en especial la aplicación de excesos de agua en sectores de pendientes fuertes.
Todos estos daños, derivados directamente de la alta mecanización de la agricultura y el uso de implementos y máquinas inadecuadas, pueden evitarse o disminuirse con una adecuada política de conservación donde uno de los principales actores podría ser el uso de maquinaria de tracción animal.
Melgadura de suelo para cultivo de hortalizas en laderas de cerro



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